En este proyecto se aborda el tema del derecho de autor, y las leyes del mercado en torno al arte.
Marcela Armas, Gilberto Esparza, Miren Beorlegui, e Ivan Puig, toman como muestra las piezas exhibidas en la primera sala de la Galería y las reproducen en cuestión de dos días, anteriores a la inauguración, sin el consentimiento de los autores y ofreciendolas a la venta a un 10% del valor de las originales (Todas las piezas piratas fueron vendidas).

 

 

 

 

 

 

Tras un manto de anonimato, característico de quien dirige las mafias de la reproducción ilegal, a los autores de las copias sólo les fue posible asistir a la inauguración, caracterizados de manera que fueran irreconocibles; y funcionó, en medió de un ambiente tenso, polémico y confuso pasaron inadvertidos.