Tour de force es un ejercicio escultórico de resemantizar el espacio público, es un proyecto de intervención en esculturas y monumentos que nace como una visión renegociadora del espacio establecido.
Se origina a partir del viaje, situación en la cual los sentidos se mantienen atentos y la receptividad suele ser mayor; la apreciación de lo incógnito toma entonces un valor fundamental, descubrir esas sutilezas que la historicidad nos hace pasar por alto, o asumir sin cuestionamiento. Desde un planteamiento lúdico y satírico es un ofrecimiento a la curiosidad, a adueñarnos de lo invisibilizado.

La fotografía se presenta como medio de registro para dar testimonio del suceso.